Salvadoreños triunfan con sus panaderías en Los Ángeles, Estados Unidos

Por El Pueblo Redacción Feb 20, 2024

Hace 33 años, José Luis Hernández salió del barrio San Francisco, en San Miguel, con rumbo a Estados Unidos. Asegura que lo hizo siguiendo a su esposa, Julia Hernández, quien fue la que decidió partir primero de manera irregular.

José Luis también viajó en esa misma condición y recuerda que al llegar comenzó trabajando en el área de construcción.

«Yo me vine siguiendo a mi esposa y primero trabajé en construcción durante dos años. Posteriormente, comencé a trabajar en una panadería», dijo Hernández.

Durante ocho años aproximadamente estuvo como empleado, hasta que su esposa decidió animarse a comprar una panadería y emprender.
«A mi esposa le vendían la franquicia, no quería en un principio, pero la ayudé», comentó.

Actualmente, cuentan con dos sucursales en Los Ángeles: una entre los sectores del Redondo Beach y Manhattan, que ya tiene 20 años, y la otra en Inglewood, lugar donde siempre han vivido. Esta última la abrieron hace cuatro años.

La primera sucursal tiene el servicio de 24 horas, mientras que la otra abre de lunes a domingo de 5 de la mañana a 9 de la noche.

La panadería se llama Winchells, nombre que tenía la franquicia antes de que la compraran los esposos, quienes decidieron no cambiarlo, ya que sus antiguos dueños lo tenían como concepto de negocio familiar, por lo que optaron mantenerlo.

José Luis manifiesta que su día comienza desde las 2 de la madrugada, cuando junto con su hijo Edward Hernández se va a la panadería a preparar los productos.

Entre las especialidades de la panadería están las donas, pero también ofrecen otros productos que son del gusto de los clientes.

«Vendemos pan dulce, variedad de sándwich, las donas… Tenemos muchos clientes estadounidenses, asiáticos y latinos», contó este migueleño.

Entre las dos sucursales le dan trabajo a un aproximado de 18 personas, de las cuales la mayoría son latinos.

José Luis señala que la clave para lograr la estabilidad que han alcanzado es el arduo trabajo. El ritmo laboral es el mismo todos los días, y solo apartan el domingo para ir a la iglesia.

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